jueves, 28 de enero de 2016

El egoismo lleva al egoismo

Malversando tus ronquidos me delatas que es noche de insomnio. Te miro y suspiro, nunca encuentro lógica a este devenir de tu impaciencia, con según que reacciones. Cada intento de caricia es una muestra de desprecio o un alarmante quejido buscando tu atención, para nada es lo que tu piensas, pero es mas fácil que te lo creas así. Muchas veces he intentado explicarte que no soy una persona fácil y que en ocasiones llegare a rozar lo insoportable. Pero cada noche, en esta cama, me siento un solitario y desdichado miserable que vaga de una morada a otra sin pertenecer a ninguna. No es que no me sienta querido, es que no me siento escuchado.

Y es que me empiezo a dar cuenta que todo el mundo pretende tener a la gente cuando le apetece,sin darse cuenta que las otras personas tienen vidas y miserias, que nadie puede adueñarse de las prioridades, porque nadie te prioriza y sin embargo, te exigen prioridad.


Pero aquí sigo una noche mas, una mas... al son de tu, francamente, perturbadora melodía, aunque quizás estar aquí también sea una faceta egoísta de mi parte, huyendo de una parte de mi mismo, y soportando otra por desconocimiento de saber si realmente soy yo el que decide estar aquí.


Y es que, a cuenta gotas el mundo desata mi desanimo, me hace perder la poca fe que me queda en la positividad que puedo sacar cuando pienso en que mañana sera otro día, y ciertamente lo sera, pero por una razón u otra el mundo seguirá igual, y volveré veinte cuatros horas mas viejo a llegar a la misma conclusión.


El egoísmo lleva al egoísmo.