Aún recuerdo la primera vez que te vi… ¿Cómo olvidarlo? Me sonreíste
invitándome a acercarme, nunca hubiera pensado en aquel momento que algo
pudiera alterar mis planes, pero así fue. Fue un instante, una pequeña conversación
entre tímidas caricias y alguna mirada de fascinación, que derivo en mi instantánea
huida. Después el arrepentimiento, me sentía estúpido por haberme alejado por
temor a mí mismo y a mis tendencias impulsivas de seducción que nunca me llevan
a nada. Así que con el rabo entre las piernas y un poco de mal sabor de boca
por no alargar el instante seguí mi camino con tu imagen en mí, y desde
entonces aquí continúa.
Pasaron los días posteriores a el primer encuentro, casi me había
olvidado de volver a verte, pero no contaba con que el universo estaba
conspirando a mis espaldas, o simplemente no contaba con que el azar nos uniera
una noche más, no sé bien diferenciar
los conceptos de azar y destino, pero algo nos volvió a poner frente a frente,
pero esta vez no hubo feeling, y la
decepción me abordó haciendo que descartase todas las locuras que la primera
noche había construido en mi mundo de fantasías.
Resignado, pero animado por que la vida continuaba, seguí,
mi camino no se torció, a lo mío como siempre, no soy de esas personas que
lucha por recuperar sensaciones, y nuestro último encuentro había sido nefasto,
frio y sin ningún tipo de acercamiento, pero esa fuerza inexplicable seguía maquinando,
seguía dando vueltas a los engranajes para que la maquina llegara al siguiente
punto de encuentro. Y sucedió, andaba yo en brazos de otra, en una guagua, en
la que volviste a mostrarme tu magnética presencia, tanto así, que
descaradamente me solté de aquellos conspiradores brazos que deseaban un simple
polvo por cercanía, para acercarme a ti, si a ti, no sé si te acuerdas… el
momento en el que intercambiamos números de verdad, y comenzamos una historia
que simplemente no olvidare en la vida. No vale la pena relatar paso a paso
nuestra historia como yo la recuerdo, seguramente tú tengas otra versión, y
prefiero que la mía siga intacta. No olvidare nunca que te conocí, ni lo que de
ti aprendí, tampoco olvidare que fui tuyo durante mucho tiempo, porque mis
pensamientos solo sabían escribir tu nombre. Y aunque tu adiós fue doloroso, de
mis decisiones nunca me arrepiento.
Fuiste el primer capítulo de una nueva vida, de un
renacer inesperado, nunca terminaré completamente de darte las gracias, y tal
vez, solo tal vez en mí siempre algún recuerdo tuyo perdure en todas las etapas
de mi vida, como la primera piedra que me hizo ser quien soy, o ser quien seré,
esa musa que me dio fuerzas destruyéndome, porque el daño me dio valor y la
soledad de tu partida decisión, pero recordar lo malo es perder el tiempo, y el
resultado ha sido estupendo, por todo ello, quizá un poco más y la suma de los
factores de nuestro efímero compartir de días, hacen de tu recuerdo, el más
bonito de este, mi nuevo presente.