A lo largo de la vida se van dando situaciones para las que
no estábamos preparados, decepciones de las que es difícil recuperarse, y
muchos tendemos a tener miedo, a ocultarnos en los demás para huir del
problema. Últimamente me he dado cuenta de mi mismo, tras muchos años de
letargo a escondidas en historias que desde un principio no deberían haber
tenido que ver conmigo, historias que aunque en mi interior las deseada y quería
vivirlas fueron la clave para perderme de mi propio yo, de aquel que nunca
debió desaparecer, porque en realidad no era tan malo como yo mismo pensaba.
Me siento tan idiota… a veces en estas últimas semanas me he
dado cuenta de que puedo llevar el control de mi vida, que la misma no es tan
aterradora, simplemente hay que reflexionar sobre el fallo, o los fallos, para
darte cuenta por donde empezar a construir un nuevo amanecer, un nuevo comienzo
donde hay mil puertas por abrir, donde hay mil sueños que todavía no has
barajado. Sinceramente, aunque nadie lo reconoce creo que muchos se sienten
como yo, un velero a la deriva que se deja llevar por los vientos sin luchar,
sin remar hacia nuestro propio destino. Menuda estupidez pensarás… pero piensa
en todas las veces que te sentiste estúpido por no decir algo que pensabas, o
por no hacer algo que te aterraba solo por el hecho de que dudabas de ti mismo
y te acobardaste, reconócelo.
El consuelo que me queda es que a día de hoy, pienso en
nuevos caminos, en nuevas etapas que vendrán, aunque también se irán y no estarán
exentas de dolor o alegría, ¿No es maravilloso? Ahora mismo podrías tomar una decisión
que cambiaría tu vida, que cambiaría el paradigma de tu propia existencia… si
lees esto reflexiona, y coge las riendas porque no hay mayor idiotez que no ser
uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario