No importaría vivir una día
más si vuelvo a contemplar su cuerpo, ese exquisito pecado que ha robado mi
cordura, que ha robado cada pensamiento que tenía de mí mismo. Por ella... por
ella que volví a creer que existía alguien para mí, aunque no era la adecuada,
no era la que se quedaría y así fue como llegó una despedida apresurada... por
mis locuras.
Pero es que no lo puedo evitar, es mí ser que es impredecible, no puedo luchar
contra mi propia naturaleza aunque la mire desde fuera y comprenda el error.
Es como pedirle al viento que no sople, o al sol que no alumbre nuestros días,
o la luna que no nos acompañe por las noches, incluso a la lluvia que no moje
mi ventana. Cada uno ha de ser fiel a uno mismo y aunque en momentos
determinados las dudas te atrapen, desvaríes y metas la pata, no renuncies a lo
que eres por otra persona, porque si esa persona quiere estar contigo... estará
por ser como eres.
Realmente, esta situación
me supera... no lo esperaba la verdad, no pensé que en tan poco tiempo fuera a
conquistar uno a uno cada centímetro de mi cuerpo y mi mente, nunca pensé que
su mirada me llevara a sonreír como un idiota que no sabe atarse los cordones
de sus propios zapatos, un mendigo que se arrastra para poder escuchar alguna
palabra de su boca que te haga sentir único. Maldita estupidez, maldita
ignorancia, maldita forma de ser que me condena a las depresiones más absurdas
en los momentos que menos los necesito, y ¿todo por qué? por no saber quién soy
realmente.
He visto tantas facetas
de mí mismo que mi realidad se ha distorsionado y no sé quién soy... sé mi
nombre y créeme que es por puro milagro, pero también he de reconocer que poca
gente sabe de mí, solo se limitan a observar lo que yo les muestro y tacharme
de mil maneras que son absurdas, pero bueno, es el precio de vivir en esta
nefasta sociedad que se guía por las apariencias.
En fin, hoy pienso en
ella y me doy cuenta de que si se va, no le guardaré ningún rencor, pues me
siento culpable por alejarla, pero no porque lo haya hecho mal, sino porque no
supe ser quien ella necesitaba y eso hoy es lo que más me jode... porque es un
adiós prematuro, un adiós que debió darse más adelante, y eso es culpa mía, por
no pensar de manera racional, aunque ciertamente si me dieran otra oportunidad
de empezar de nuevo, no lo haría de otra manera... porque simplemente me niego
a hacer algo que no siento... que aunque perdido u confundido siempre he
actuado (quizás erróneamente) como en ese momento lo he sentido, ni más ni
menos.
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