Comienza el día y aunque las notas que orquestan el amanecer
suenen igual cada mañana, no es la misma melodía.
No siento la misma ilusión de enfrentarme a un
nuevo día, los problemas se amontonan y las sensaciones cada vez son menos
impactantes. Cuanto más tiempo pasa siento como si estuviera viviendo en una
rueda que no para de dar vueltas, siempre que avanzo acabo metido en el mismo
punto de partida por algún motivo u otro.
Las decepciones ya no duelen como antes, la tristeza se
apodera de mí un poco mas cada minuto, la esperanza se agota y mi muerte se
acerca. Mirar el horizonte y pensar en todos los recuerdos que poseo y
desvalorizarlos con una lágrima es lo que me pide este momento tan extraño en
mi vida.
Podrían catalogarme aquellos que leen mis palabras de pesimista, yo
prefiero definirlo como realidad.
Realidad porque se te va quitando el velo que tenias cuando
la inocencia de la niñez te mostraba solo la parte de la vida en la que las
sonrisas se amontonaban como la gente que ahora se apelotona en las colas que
hay en el paro.
Quizá sea cierto que empiezo a rendirme, que empiezo a
agotarme de luchar contra el mundo y contra mí mismo. Y si, a veces suena a tópico,
pero la realidad es que el mayor enemigo que puedes encontrarte en la vida se
encuentra dentro de ti. Si pierdes la fe en lo que haces, nadie puede ayudarte,
quizás sí que puedan pero tendrían que conectar contigo a un nivel de
entendimiento que dudo que en estos instantes nadie posea.
Pero bueno, supongo que es el momento de bajón, ese en el
que ves los puntos negros y no sales de ahí. Puede que mañana tenga otra visión,
o puede que mañana simplemente haga una maleta y deje todo atrás… eso me
gustaría tanto, simplemente coger mi camino y avanzar hacia lo desconocido
fuera de lo que hoy en día es mi vida, que no está nada mal, no me
malinterpreten pero empiezo a aburrirme de mi ficción que se relata en los extractos
del banco, o en las facturas, o en los mismos intentos de sobrevivir sin
ahogarme.
Nunca fui hecho para vivir en sociedad y sin embargo, la
sociedad sí que ha sabido vivir de mi, entre desconsuelos y malos tragos te
dejo con mi reflexión que no es mas que un vano intento de profundizar en mi
ser y reencontrar una parte de mi olvidada, que nunca debió ser apartada.
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