Vuelve a sonar entre
acordes de una guitarra que ya no tiene cuerdas, no entiendo porque
periódicamente esa extraña y caducada melodía vuelve a resurgir. Y
resurge de curiosidades banales que no vienen a cuento, no sé,
siempre he pensado que esa historia estaba conclusa, pero cada vez
que sus notas son interceptadas por mis sentidos, un mar de
pensamientos me llenan de incertidumbre.
No niego que me llene de
intriga sus delirantes argumentos, pero me resultan absurdos porque
fue esa guitarra la que me negó su dulce sonido, me dejo las
cuerdas, pero se llevo su cuerpo. Su cuerpo... esa tenaz e incansable
maquina de sensaciones que aunque lo niego entre mil cañones, me
muero por sentir su textura una vez más. Y sí, solo una.
Pero aunque mis ideas
ahora se centre en ella, no puedo dejar siquiera que vea mi solitaria
e estúpida existencia, ya que si cuatro versos agitan una mañana,
no quiero ni pensar que podría provocar si se decidiera a volver a
incorporar las cuerdas a esa guitarra, que una vez fue mía y hoy
entre contradicciones esta en mi cabeza.
En fin, es difícil pensar
en otras cosas cuando la única cosa que quiero es olvidar y seamos
sinceros, me olvide de olvidar como se olvida. Sobre todo, porque esa
guitarra aunque en la oscuridad de mis adentros, su melodía aún resuena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario