A veces me despierto en
mitad de la noche y salgo a pasear para observar la tranquilidad de
las calles, la falta de ruido, exceptuando algún extraviado como yo.
No es difícil imaginar porque una persona en estos tiempos quisiera
buscar la tranquilidad a altas horas de la noche, pues muchas veces
por el día es insufrible tal cantidad de movimiento, coches para
todos lados y sus malditos motores, o aun peor las motos, también
las personas que empiezan su rutina con prisas o aquellas otras que
vagan sin rumbo en busca de un rayo de esperanza, desgraciadamente,
la mayoría sin éxito.
Por suerte a mi alrededor
aún estando las cosas mal, notó como las personas que me rodean
intentan luchar, intentan esconder sus preocupaciones tras una
sonrisa, tras una fachada para no preocupar, o eso creo. No sé
cuando la vida se volvió tan extraña. Será que a medida que pasan
los años las cosas se complican, las cosas empiezan a ponerse cuesta
arriba y nadie tiene remedio para ello.
Pero bueno, las cosas son
así, o eso dicen. Empiezo a creer que esto es un sin sentido, me
paro a mirar los días y parece que el tiempo está detenido que nada
avanza pero cada noche, lo veo, cierro los ojos y ahí está el
tiempo castigando mi piel, mi cabeza, transformando mi ser gota a
gota, haciendo del ayer un recuerdo, haciendo del mañana el
presente, del presente el pasado y del futuro una simple anécdota
que pasará antes de lo que pensamos. A veces siento miedo y me
escondo bajo las sabanas para que nadie vea mi temor, para que nadie
encuentre mi ser, que escondo tras capas y capas de fachadas para que
nadie sepa lo débil que puedo llegar a ser, por ello creo que la
soledad es un sentimiento constante en mi vida, porque no dejo que
nadie se acerque por miedo, por temor a que las cosas se compliquen
más aun de lo que ya lo están. Pero, espero que cambie, y sino
cambia por lo menos podré estar tranquilo cada noche mientras paseo
en la oscuridad.
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