¿Te acuerdas de la primera vez que nos vimos? Yo si lo
recuerdo, estaba lloviendo y entraba por la puerta de aquella institución en
donde te encontrabas, la cual solo asististe una semana para mi desgracia.
Me fije en ti desde el primer momento, pero nunca le di
importancia pues no te veía a mi alcance, eras alguien con quien no pretendía
compartir ninguna historia, pero por ahora, ha sido una de las mejores de mi
vida, no porque fuera excesivamente buena, sino porque fue diferente al resto. Y
es que no puedes predecir el futuro, pues volvimos a coincidir pero en otro
lugar, en un encuentro que no daba razón alguna a la lógica, te encontré entre
cientos de caras, entre el humo de hormonas revolucionadas con tintes de
alcohol que nadie en aquellos tiempos podía controlar. Me dispuse a acercarme,
con miedo pero sin complejos. Cuando me acerque no recuerdo si tú me
reconociste, pero yo sabía perfectamente quien eras, y aunque me parecía una
locura, salió bien, mejor de lo que suponía. Pero salió, salió porque tú
quisiste y porque yo insistí en un beso, que conseguí al cabo de unas horas, quizás
nunca quisiste dármelo, pero yo tenía que conseguir rozar esos labios aunque
nunca volviese a verte, pero no fue así, conseguí volver a verte una vez más
(Menuda suerte la mía).
Al finalizar ese día, no pude esperar, una vez había
conseguido poner saldo, mande un mensaje de texto a tu móvil, necesitaba saber
si no había soñado lo sucedido, o si los cubatas te habían confundido. Me dio
igual la respuesta, porque no la recuerdo, pero recuerdo la sensación que me invadió
cuando decidimos quedar para encontrarnos. No podía contener los saltos, cuando
llegaba la hora me tranquilice y salí a encontrarte. Irradiabas un toque de
misterio, cascarrabias pero inteligente, una muchacha decidida, una niñata
empedernida, que se creía que sabía más que aquel pobre infeliz que no paraba
de sonreír por tu compañía, te debería haber bajado los humos en aquel
entonces, pero yo también me las traía. Recuerdo varias tardes en bancos
conversando y arreglando el mundo a nuestro antojo, reflexiones de futuro
acompañados de cuentos del pasado que yo no quería escuchar, siempre he
admirado tu forma de ser, y aunque ya no eres la misma sigo viendo a esa
pequeña niña estúpida que quería crecer demasiado rápido. Espero que no te
moleste mi condescendencia, pero no es maldad es que me divierte verte
vulnerable y creer que te conozco mejor incluso a veces que tú misma, sé que no
es así, pero no creo que me equivoque demasiado. Pasaron los días y algunas
semanas, y terminamos por pasar una noche juntos, una noche que perfectamente podría
descartar de mi memoria sino fuera, por lo abstracto y surrealista de aquel
momento. Para una primera vez esperaba algo más a tu altura, no un recuerdo que
aunque divertido, no enseña lo que sentía por ti en ese instante. Y es que es así,
nunca he tenido a nadie con quien me complementara tan bien, lo aprendí hace
poco. Después de aquella noche y en una nube, decidí que no podía estar sin ti,
y quise que supieras que estaba empezando a quererte, pero te apartaste, no sentías
lo mismo, no querías hacerme daño o simplemente siempre fui un pasatiempo para
ti, puede ser cualquier cosa, pues nunca hablas demasiado de lo que sientes y
piensas. Desde ese día que rompiste el lazo que nos unía, pensé muchas veces en
ti, pero me rendí, y pasaste a un segundo plano, al pasado, a ser un bonito
recuerdo de la juventud, y que nunca debió dejar de ser eso, un recuerdo.
Pasaron los años y las noticias de ti no llegaban, recuerdo
una vez un cruce cuando vivías fuera de nuestra tierra, que supimos brevemente
de nuestra existencia nuevamente pero no pasó a mayores y desistí para siempre
de ti. Pero nunca digas nunca.
Al cabo de un tiempo cuando ya nada podía sacarme una
sonrisa por la mala racha que pasaba, apareces, apareces y te conviertes de la
noche a la mañana en mi día a día, pero siempre por un corto periodo de tiempo,
nuestros encuentros no tienen una duración de más de tres semanas es una lástima.
Pero aunque corto siempre es intenso, intenso porque eres una debilidad que
ignoraba. No sé, eres un veneno que no puedo dejar de tomar, aunque sepa que lo
más probable es que acabe conmigo, no importa, es algo que no puedes controlar,
que agita mi mente de un lugar a otro por solo un gesto de aprobación o una
muestra de cariño. No entiendo como puedo ser tan inútil de caer dos veces en
el mismo agujero, el primero era inocente y en el segundo venia de vuelta, pero
en ambos fui feliz mientras lo vivía, mientras te miraba a los ojos y veía que
no pasaba nada que estabas ahí, porque estabas simplemente, no me preguntaba
porque ni me preocupaba el mañana, siempre has tenido esa facilidad para hacer
que mi mente descanse cuando estas a mi lado, y lo mejor que me pasa cuando
estoy triste es pensar en ti porque aunque ya no te pueda ver, eres lo más
parecido a una sonrisa, que tengo, podré pasarlo bien en mis momentos de ocio,
pero cuando estoy en mi fortaleza, la soledad me supera, y tu imagen hace que
carezca de importancia el tiempo. Y que contar de mi cuerpo, que te desea
fervientemente, si pudiera elegir nunca saldrías de mi cama.
Y si, no viene a cuento, incluso parezco idiota siempre
cayendo en la misma cuenta, pero y que más da, nadie me va a sacar de mi
locura, es bonito vivir sabiendo que aunque la vida sea una rueda, gira para
volverte a encontrar, quien sabe, quizás gire una vez más y nos volvamos a
encontrar desnudos en otra cama, ojala, no existe nada mejor que el sexo
contigo, y aunque me pierda con mis papeles, siempre te llevo dentro de mi
aunque ya nunca te vea, aunque ya nunca te sienta, siempre estarás en el lugar
de mi corazón donde dejaste tu firma, donde dejaste tu huella donde nadie
llegara mientras tú no salgas de mi vida.
No debe uno de cerrarse en banda y pensar en alguien como algo idílico.El mundo está lleno de personas que podemos encajar perfectamente unos con otros...si solo piensas en una...cierras muchas puertas.
ResponderEliminarMuy buen relato. Me quedo en tú página con tu permiso!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!