En un momento llego el derroche de palabras que hicieron
despertar mi curiosidad, nunca lo entendí, pero siempre perdura esa llama sin
extinguirse en mi interior. A rachas te pienso, a rachas te miro, a rachas
sueño con volver a tener un momento contigo sin que sea a modo de suspiro. No
entiendo tu ironía cuando te digo que me gustaría entender tu filosofía, aunque
ya la he visto en la superficie del océano que es tu forma de ser, solo rozo lo
superficial, y mira que siempre leo los detalles que se me muestran pero
contigo es más complicado, al ser tan compleja como yo mismo.
Elevo tus percepciones a las mías, aunque a veces me doy
cuenta que ves más de cerca los detalles, o tal vez solo sea cuestión de sexo,
y en mi genero haya un estándar sencillo de leer.
Pero eso son nimiedades, pues lo interesante no es cuanto
sabes de mí, sino cuanto me ocultas de ti, observo fotografías en busca de
claves, cuando en persona coincidimos me fijo en tu mirar para ver si lo que yo
veo está en algún lugar, pero no lo encuentro, me desespero y pienso que estoy
perdiendo el tiempo. En fin, es algo difícil entender un libro si solo te
centras en la portada, puede tener un título muy claro, o una portada
encantadora, pero lo que nunca veras por fuera es su personalidad arrolladora,
tan arrolladora que se lleva por delante cada complejo que saco a la luz, y si,
tal vez sea un capricho de mi mente, aunque lo dudo, porque es difícil de
engañar al ojo que todo examina. Tal vez nos haya faltado más entrar en lo físico
para entendernos sin palabras, o simplemente tengamos un juego que nadie más
entiende, pero no me gustar perderme ningún capítulo de esta miniserie.
Y ahora te preguntas si la realidad es más sencilla de lo
que la pintamos, puede ser, pero si fuera todo tan fácil me hubiera aburrido algún
tiempo atrás, siempre me aburro de lo cotidiano, y sé que tú no te quedas atrás
con esta ideología, por eso aun tampoco has desistido del todo en volver a
entrar en el juego que te llena algunas tardes con escenas de “thriller” de
intriga. Pero la obviedad es abrumadora, tanto embrollo para verte al otro lado
de la luna, porque aunque compartamos cielo, o compartamos cama siempre parece
que estas al otro lado del dormitorio, contigo la soledad es constante, es por tu
cuerpo que no abriga cuando hace frio, ni teje una manta para que tu ausencia
no resfrié, tempano de hielo, rio en las cumbres más altas, pero siempre la más
interesante historia que cuentan mis actas.
Efímera fue nuestra palabra, idiota la distancia. Tarde…
pues no, siempre hay tiempo para retomar algunos cuentos, la pregunta es si tú
ves lo mismo que yo, o solo me ves como un pícaro que busca una flor que
polinizar para luego poner raíces en otro jardín, nunca se sabe, y menos si no
te arriesgas y vas de frente para crear más recuerdos y nuestras primeras
intimidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario