Mirar al cielo y que una lágrima haga borrosa tu vista, es
una sensación de impotencia indescriptible, un ardor en tu cuerpo que no puedes
sofocar, un nudo en la garganta que aunque lo necesites, no te permite gritar.
Pues todo sufrimos alguna vez, por una razón u otra, algunas más importantes,
otras que solo entiendes tú mismo, pero el sufrimiento ataca por igual a todos,
si albergamos sentimientos, siempre pasará. Siempre pasará porque necesitamos
aferrarnos a las cosas, pues nuestra existencia es aterradora algunas veces, y
queremos sentir que hay cosas a las que podemos usar como salvoconductos para
desviar nuestra cabeza hacia ellas y ver todo desde otro punto de vista. Sin
embargo, esa necesidad nos hace vulnerables al dolor de la perdida, nos hace
delicados pues cuando amamos queremos detener el tiempo en ese mismo instante,
pero irremediablemente pasa. Es como intentar agarrar el agua, se escurrirá por
tus manos, sentirás la sensación de humedad, pero en algún momento se secará, y
añoraras esa sensación, la repetirás, pero no será igual, porque las cosas
pasan solo una vez, aunque sean similares no son iguales. Así que todos
sufriremos alguna vez, pero no debemos tener miedo, ya que eso significará que
estás vivo y tienes espacio para volver a sentir cosas nuevas que también
echaras de menos.
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