Recordar que ya no estas es un suplicio que me atormenta,
que me lleva al más melancólico delirio. A veces recuerdo tantas miradas,
tantas caricias, tantas palabras llenas de ternura, que aún me sorprende que después
de tanto tiempo, hay cosas que aún me hacen derramar lágrimas a oscuras, donde
nadie las ve. Ahora después de tantos años, me he dado cuenta de que estas
bien, y nada me alegra más. No quiero lamentarme, siempre intento no hacerlo,
pues la alegría que me produce recordar tu presencia, es algo más satisfactorio
que darme cuenta de que ya nunca estarás. Y cuando llega una tormenta siempre
tu nombre aparece en mi cabeza, porque me da miedo que sea la última vez que te
recuerde. Pero no es así, estas clavada en mi ser. Pensaras que soy un estúpido
nostálgico, pero que quieres que te diga, me gusta pensar en ti, me gusta saber
que en algún lugar de este basto mundo, hay momentos en que nuestras miradas se
cruzan en la luna, y que en ese instante me estás diciendo que tú también piensas
en mí, aunque sea un segundo.
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