A veces cuando me paro a pensar, me doy cuenta de que en
realidad con todas mis historias no he visto nada, nada para decir que he
sentido más allá de la incoherencia, no sé. Podría decir que estando vacío la
vida solo pasa y pasa, no llega nada, pero en el fondo sé que hay algo para mí,
algo que me hará ver quien realmente soy. Muchas veces me he perdido a mí
mismo, para encontrarme brevemente porque siempre me vuelvo a perder. La vida
nos enseña que los cambios son buenos, pero personalmente me aterra el pensarlo,
pues mi realidad es cómoda y cualquier cosa que falle es la muerte de una
parte de mí mismo. Buscar un camino parece simple, pero no lo es, no lo es
porque cuesta aventurarse hacia lugares más allá de la imaginación, lugares que
podrían dar sentido a este emplazamiento que llamo estupidez, por lo perdido,
por lo que no he sabido apreciar, o tal vez lo he apreciado pero no era lo que
realmente buscaba. Por eso lo llamo estupidez, porque no me gusta estar así, no
me gusta ser el anormal de turno que se exalta con la mínima muestra de afecto,
ni aquel que se desinhibe para no pensar, para no ser consciente de lo que le
rodea, un tonto que quisiera vivir en sus sueños por que el despertar es
triste, como ya dije, vacío. Pero vuelvo a pensar en la esperanza de que ahí fuera
esta lo que busco, y es para mí, lo será desde el primer momento y a partir de ahí
lo será para siempre.
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