Pero no, nunca la leyó, ya que el policía que lo encontró llevo
la carta de vuelta a casa de la joven, ya que al mirar el móvil, su último
mensaje enviado y la última llamada recibida a esta chica pertenecía. La carta permaneció sellada toda la noche.
Pasaron los días y llego el día de su entierro, cuando el último
adiós, junto al cura ella le daba, antes de poner la tierra por encima de su
cuerpo, dejo caer el papel que sus palabras contenía, y aunque el muchacho
nunca lo leyó, ella antes de arrojarlo antes los presentes lo leería.
“Mi querido viejo
amigo, nunca deje de verte como mi gran amor, pero el tiempo hizo que nuestra
llama se apagase, pero sé que nunca amare a nadie como te amé a ti, pero ya no
eres esa persona que me hacía estremecer y sonreír cada noche al oír tu voz.
Tampoco esa persona que me hacía feliz al despertar, cuando cada mañana sonaba
un “te quiero”, ya fuera con tu voz o por mensaje, estaba plenamente contigo.
Pero cambiaste, los “te
quiero” disminuyeron, las atenciones se desvanecieron, te centraste solo en ti
y abandonaste mi amor, por una miseria de trabajo, entiendo que salías cansado,
pero yo siempre esperaba con todo mi amor a que llegaras, y sé que sabes que te
equivocaste, y aunque en otros brazos me encuentro enamorada, tu amor nunca será
sobrepasado, porque eres lo más importante que he tenido en mi vida, y te querré
siempre aunque por tu comportamiento en otro cuerpo descanso.
Te dejo esta carta
para que entiendas que vale la pena que busques otra mujer y seas como fuiste
al principio conmigo, aunque cambiaras ya nuestra historia termino no tiene más
caminos, pero te deseo que seas feliz, y pueda verlo con mis ojos, porque
aunque no te amé, te quiero, y nunca olvidare las noches que hicimos el amor,
hasta caer rendidos, ni las tardes de miradas de las que nunca me cansaba, ni
las copas de vino ante la chimenea de aquella casa en la montaña, en la que las
noches de invierno se hacían tan mágicas como los cuentos de hadas.
Me despido de ti, ya
que cuando recibas la noticia de que otro hombre me hace feliz, te irás, te
conozco demasiado, no me dejaras terminar, pero quiero que sepas esto el resto
de tu vida, para que nuestros caminos si se vuelven a cruzar, pueda mirarte con
una sonrisa y ver que tú también a mí.
Eternamente
tú amiga. Espero que seas feliz.
Pd: Nunca olvides el día
en que nos conocimos, porque yo nunca lo haré.”
Terminado el entierro la muchacha se marchó, al cabo de unas
semana la noticia de una vida en su cuerpo le llegaba, con el hombre
que mantuvo una relación en secreto, tuvo un hijo (aunque nunca fue de aquel
que aun vivía), y como el muchacho lo llamo, para nunca olvidar, aquel amor que
tuvo, por un buen hombre que se perdió en su propio camino. Ella nunca lo
olvido, pues en su hijo veía su rostro, que con los años, aquel entuerto se esclarecería,
pero a su marido nunca le importaría.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario