Primero, resulto ser la distancia, que nos separaba entre
dos puntos aislados, que en aquel entonces mi yo pasado, ni por regalado esos kilómetros
hubiera recorrido, pues por vago e ignorante, miedoso y deambulante perdí,
despertarme algún día, y ver que eras tú mi abrigo.
Aun así, tú la saltaste e hiciste por verme, decepcionada te
hice sentir pues yo no di mi brazo a torcer con respecto a esos términos, pero
al conocerte sentí una conexión más allá de lo que puedan expresar las
palabras. Me sentía en compañía, por una mente que me comprendía, a pesar de
otro impedimento que era tu estancia en este mundo pues más corta que la mía había
sido, aunque tus palabras daban tintes de madurez innata, donde me perdí por tus
ojos y acabe en mil preguntas, pues a este loco, lograste cautivar en un
suspiro, pero por miedo a abrirme, para no sufrir, deje que te fueras y no
volvieras a verme de la misma manera.
Pero el tiempo ha pasado y sigo sabiendo de ti, no me
importa el fracaso si el futuro me da otra esperanza, no pido una oportunidad,
pues creo que eso ya no es menester. Y
no, aunque no me doy por vencido ya que considero que tú siempre has sido, la
persona que mejor entendería mi forma de ser, que conocería perfectamente mis
miedos, pues por lo que sé, los compartimos, pero ahora no se puede, ni se
debe, ya que entre los dos siempre ha habido un sinfín de impedimentos que no
consiguen bajar mis brazos, esperando a que un día lejano u próximo los baje
para abrazarte y nunca soltarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario