Maldito insomnio, que no me deja descansar, y me encierra en
los días que debería espabilar. Ojala hubiera una explicación para describir el
mal funcionamiento de mis horas de sueño, la mala conducta en mis hábitos de recuperación,
pero solo puedo achacarlos a mis defectos sociales que me consumen cada día en
silencio por dentro.
La solución es lógica, pero compleja, no se puede reventar
de un plumazo algo que lleva años en tu vida, que hasta hace poco no diste
cuenta que era un problema.
Maldita casualidad que me diste alas para escalar hasta la
mitad del pozo, y luego me las quitaste para acabar más hundido si cabe.
Maldita vida que te empeñas en encerrarme en la oscuridad para recrearme cada día
nuevos sueños, que se borran con el paso de los segundos en el reloj.
No se puede permitir que la falta de descanso acondicione mi
tiempo, pues ahora que más lo necesito he de salir y luchar por algunas cosas
que debería haber pensado antes, que por estas circunstancias me estoy ahogando
en una cama donde reina la ausencia de esperanzas.
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