Yo no sé si es verdad que el amor nos deja estúpidos, pero
realmente he comprobado que rebaja la inteligencia, y nos hace perder nuestra
libertad, para amarrarnos en nuestros pensamientos a las cadenas que se
desprenden de su concepto en nuestro pensamiento.
“Fuera de aquí” le digo cada día, pero se niega, joder, a
ver si me olvido de su carita de ángel que me perturba cada mañana cuando no la
veo por ningún lado, y me pierdo buscándola hasta tal punto que despierto en un
banco cualquiera pues por ella, mis sueños, me hicieron convertirme en un sonámbulo
que busca a su musa desesperadamente, que no distingue lo real de los ficticio,
vaya suplicio.
Pero eso tiene que terminar, las fotos que me quedan las
borrare, su número desaparecerá de mi agenda, y su imagen no será portada en mi
cabeza.
Aunque me cueste desprenderme del sentimiento más bonito que
la vida me enseño, el sendero del olvido, sin temor, he de emprender, pues
silencios más finos que la soledad he vivido cuando en la cama contigo estaba,
y solo escuchaba mis propias palabras, ya que por ser ciego, no vi venir que tu
pasabas de todo, metiéndome en acordes que no sabía tocar, para entre las
cuerdas del amor perderme y no poder regresar, sin realizar desbordamientos de
mi memoria, para ver si por fin gota a gota, mis defensas me ayudan y rechazan
tu existencia.
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