El dolor entró por su costado, le costaba incluso respirar,
nadie le entendía pero el miedo crecía y crecía cada vez más en él, pensó mil
cosas acerca de su salud pero por temor ni siquiera él mismo quiso entender de
donde provenía esa sensación tan extraña.
Y ahí se quedó, auto compadeciéndose, ignorando los consejos
de las personas que sí se preocupaban por él. Pero una de ellas se plantó junto
a él, le cogió de las orejas y le llevo hacia el medico más cercano, pero a
cada paso que ella insistía en su recuperación el dolor se fue atenuando,
disminuía a cada paso hasta que desapareció y simplemente se volvió a mirarla,
pero se desvaneció. Comenzó a correr para todos los lados en su busca, pero no
recordaba su rostro, solo el cariño que le mostraba, así que simplemente corrió
buscando esa sensación que lo había embriagado pero no la encontró aunque no
paro de correr, ni siquiera cuando un acantilado se puso frente a él y se
precipitó. Cayó gritando.
De repente despertó en una cama de hospital, sudando el
dolor le había provocado delirios, y poco a poco fue muriendo sin nadie a su
alrededor, la tristeza le inundo mientras cerraba los ojos echando un último
vistazo aquel salón vacío en medio de cualquier hospital. En su último vistazo
al mundo a través de sus sueños, vio que perdió la compañía por su cabezonería
y entre lamentos su vida se desvaneció.
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