Sin
musa no hay poesía,
pero sin poesía puede haber musa,
que extraño ¿no?
no sé si pensar que la vida es una broma
o que la broma es aquella sonrisa,
a la que le escribía,
a la que le recitaba versos,
en silencio claro,
pero al fin y al cabo versos,
aunque bueno,
cuando llegó el momento
le grité al olvido tu nombre.
Por cierto,
¿Cómo te llamas?
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