miércoles, 11 de junio de 2014

Meditando entre lamentos

En el fondo del abismo donde me encuentro, no existe ninguna brisa, ni rayo de luz alguno... es mi morada y lo ha sido durante mucho tiempo, tanto, que incluso comienzo a pensar que es una realidad que solo yo contemplo pero, ¿Existe otra forma de ver el mundo?

Me envalentono y comienzo a escalar los muros que rodean mi presencia, esos muros que no tienen donde agarrarse, pero aun así no me pienso rendir. Metro a metro mi ascenso se hace palpable, mi mente empieza a abrirse y con cada esfuerzo que me impulsa hacía arriba comienzo a notar en mí sensaciones que tenía bastante olvidadas, y mi mente sin quererlo se sumerge en una montaña rusas de pensamientos que por momentos me asustan, y siento que en realidad no quiero salir, por miedo... porque ya no se luchar contra los elementos, porque para mí ahora todo es nuevo aunque ya lo haya vivido, pues me recomendaron que el olvido significa tener una mente sana, aunque también los recuerdos hacen de ciertos momentos eternos.

Aunque dubitativo no ceso en mi empeño por alcanzar un nuevo concepto de realidad, ya me aburre esta monotonía donde la oscuridad es mi única compañía, mi única amiga, mi única fuente de inspiración en determinados momentos y si, la oscuridad que me atenaza contra las cuerdas es mi soledad más absoluta.
Tras horas de ascenso, vuelve a correr la brisa, dulce brisa que toca mi piel... que me hace sentir un poco más vivo, y cuando más arriba se hace más palpable la claridad un pequeño rayo de sol se divisa sobre mí, y me hace ver el color marrón oscuro de las paredes que ando escalando. No puedo decir que no me esté motivando. Cuando el borde hacia el exterior de mi abismo se postra ante mí, vuelvo a dudar, ¿Salgo? ¿Vuelvo? no sé que me espera y eso como ya dije anteriormente me aterroriza, la cobardía que mantengo ahora mismo no se la deseo a nadie, y no confundamos tener miedo de salir de mi zona segura con el terror a vivir, simplemente es que no entiendo otra realidad que no sea la que lleva conmigo tiempo y bueno, la verdad es que me está dando un yeyo de tanto esfuerzo... tanto físico como mental.

Por fin alcanzo la cima y ante mí, se postra un pequeño prado, iluminado, lleno de vida y de nuevas oportunidades, un mundo por descubrir, ¿Me adentró? creo que sí, ante mí se encuentra lo desconocido, tal vez mi error haya sido esconderme por miedo a esto último. Así qué, ¿Por qué no intentarlo? lo haré...

Viviré sin miedo al mañana, sabiendo que en cualquier momento volveré al maldito abismo porque me vuelva a caer, pero lo importante es volver a subir y volver a creer que en algún lugar, en algún momento, para mí en esta vida surgirá sin duda algún que otro cuento que no termine conmigo en la soledad más absurda meditando entre lamentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario