miércoles, 3 de julio de 2013

La mujer, ese extraño ser

Como explicar los sentimientos que acompañan el descubrimiento que supone una mujer, teniendo en cuenta la diversidad de sus actos con un punto central en común, lo incomprensible.

Primero comienzas con el primer avistamiento, tus sentidos te dicen que conocerla será lo mejor que pase en tu vida, pero luego la realidad se torna totalmente diferente a lo que esperabas. Por ejemplo, conoces a una de ellas y congenias perfectamente, te emociona el pensar que tu media naranja puede estar ante tus ojos, error. Primero son modositas ceden ante tus peticiones dejándote una sensación de falso control, pero luego, a medida que pasa el tiempo te van absorbiendo de manera tan sutil que no te das ni cuenta y para que,  para amarrarte y hacerte vivir a sus deseos, no todas son así pero la gran mayoría acaba por tirar de una cuerda invisible que amarra al más pintado.

Después están las que siempre te dirán mil palabras indescifrables para tenerte ahí, no sé, es como brujería, juegan con tu cabeza, pero juegan como si de una partida de ajedrez se tratase, pero nunca dan el paso para que tu actúes, simplemente te dejan a la deriva intentando remar hasta su orilla a la que nunca llegas,  no llegas porque no entiendes que pasa, quiere que lo intentes, quiere que te alejes, por favor que no somos marionetas, agárranos o suéltanos, pero no dejes en la incertidumbre para luego dejar en la estacada, y si, es así, actúa de manera diferente a la anterior, pero con un punto en común y es que no entiendes la jugada, y sigues expectante por una aclaración  que nunca llega, ni siquiera en libros ni novelas, pues en general son individualmente unas máquinas de crear dudas que jamás resolverás.

Luego hay otro tipo, quizás este el más peligroso, y son aquellas que hacen, e incluso aguantan, cualquier cosa para estar contigo. Alimentan tu ego haciéndote creer que eres lo mejor de sus vidas, te tientan, te consienten, todo vale. Consiguen meterse dentro de ti e incluso aprenden a pensar como tú para adelantarse a tus movimientos, y ahí es cuando ya has metido la pata, recordemos que todo vale, y sino cortas a tiempo, la cosa irá a más, hasta tal punto que vivirás en un ciclo de calamidades dadas por una mano negra que actúa desde las sombras, y tú ignorante, las miras como simples casualidades. Salir de este tipo de relación se hará una misión casi imposible.

También aunque menos comunes, están las pécoras, aquellas que no se entienden ni a sí mismas y quieren abarcar todas las miradas, mienten, engañan de tal manera que llegas a pensar que son una excepción a todas las demás, pero se pierden entre su propia vanidad. Y pierden lo que quieren por los impulsos, el cuerpo se puede tentar, pero al corazón no se le puede engañar. Hablo de aquellas que pierden el norte por cuatro gemidos y luego llegan los arrepentimientos, aunque después siempre vendrán los falsos <<te quiero>> que por más que los piensas, no encuentras el punto lógico.

Finalmente, ya están las mujeres que nunca dejaras marchar esas con las que puedes estar en mil batallas, no tienen ninguna mala intención y son verdaderas en todos sus aspectos, si, hablo de las amigas. Esas que siempre conviene tener para que te expliquen el modus operandi del resto de su género.

Aunque realmente esto es un relato generalizado y un poco irrelevante, ya que es mi visión de las mujeres y su extraña forma de actuar, siempre habrá excepciones, que yo aún no llego a conocer.

Nosotros también nos las traemos pero eso no es menester explicarlo aquí.

También muchas de estas actitudes somos proporcionalmente responsables, ya que a lo largo de los años las colmamos de decepciones, y las endurecemos, sufrimos las consecuencias de otros que han pasado antes que tú, pero también otros sufrirán las consecuencias que has creado tú.


En conclusión, lo que quiero explicar, es que todas aunque diferentes, tiene ese punto en común que es el de darte una imagen falsa de la realidad, esos acertijos que nunca podrás descifrar, no puedo negar que es divertido intentar entenderlas, y aunque algunas veces puedes llegar a hacerlo, nunca lo harás del todo. Pero bueno, no hay nada como plantarse enfrente de una de ellas y mirarla a los ojos, acariciarla tiernamente y ver como un pequeño soplo de aire te hace estremecer porque no hay nada más bonito que cuidar a una mujer. Aunque no lo entiendes, da lo mismo, siempre recordaras momentos de felicidad si realmente has amado a una mujer.

1 comentario:

  1. Mi conclusion a todos estos casos, es que si no entiendes a una mujer o en nuestro caso no entendemos a un hombre es que esa persona independientemente de que sea hombre o mujer no ha madurado y no sabe lo que quiere, confunde, y creo que las personas más interesantes que he conocido no tenían claro lo que querían..

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