viernes, 2 de mayo de 2014

Desperté y no estabas

Desperté y no estabas,
sentí morir a mi cuerpo
tembloroso, con miedo
sabiendo que no volverías,
sabiendo que el fin
estaba en el pasado
y aún en mi presente
tu nombre, tu aroma,
tu cuerpo en mi recuerdo
se mantenía.
No quería llorar
porque no ayuda a digerir,
sino que te ahoga,
en el mismo cuento una
y otra vez,
en la misma historia,
que martirio a partir de ahora.
Comprendí el motivo
pero no compartí el idioma,
de saltarse las leyes
en las que me habría consumido,
por querer ser el mensajero
de noticias más que rotas,
siempre cambiante, pero
en el fondo, las mismas...
repetitivas…
pero siempre relatándose
a sí mismas,
¿Puedes culparme?
Vi en ti la magnífica melodía
de un violín sin notas
de un libro sin palabras
de un cuento sin personajes
de un corazón sin amante.
Efímero cuando pasa
el latir de una consonante
porque señales de ausencia
daban por doquier,
canciones asonantes
ante tu desnudez...
que serán el recuerdo
hasta mi vejez,
porque la última vez
que te dije te quiero
un ojo picaste,
mientras mi placer arrancaste
por encima de la quinta cuerda,
que marca la cordura
de aquel loco que te mira,
aunque el dolor, marcado
y destinado
sea incapaz
de ahogar tu nombre,
entre mis pensamientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario