miércoles, 20 de agosto de 2014

Guitarra sin cuerda

Vuelve a sonar entre acordes de una guitarra que ya no tiene cuerdas, no entiendo porque periódicamente esa extraña y caducada melodía vuelve a resurgir. Y resurge de curiosidades banales que no vienen a cuento, no sé, siempre he pensado que esa historia estaba conclusa, pero cada vez que sus notas son interceptadas por mis sentidos, un mar de pensamientos me llenan de incertidumbre.

No niego que me llene de intriga sus delirantes argumentos, pero me resultan absurdos porque fue esa guitarra la que me negó su dulce sonido, me dejo las cuerdas, pero se llevo su cuerpo. Su cuerpo... esa tenaz e incansable maquina de sensaciones que aunque lo niego entre mil cañones, me muero por sentir su textura una vez más. Y sí, solo una.

Pero aunque mis ideas ahora se centre en ella, no puedo dejar siquiera que vea mi solitaria e estúpida existencia, ya que si cuatro versos agitan una mañana, no quiero ni pensar que podría provocar si se decidiera a volver a incorporar las cuerdas a esa guitarra, que una vez fue mía y hoy entre contradicciones esta en mi cabeza.


En fin, es difícil pensar en otras cosas cuando la única cosa que quiero es olvidar y seamos sinceros, me olvide de olvidar como se olvida. Sobre todo, porque esa guitarra aunque en la oscuridad de mis adentros, su melodía aún resuena.

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