jueves, 19 de diciembre de 2013

El tren del recelo

En el anhelo del desprecio sintiéndote lejos no me importas, pero me jode tu comportamiento, tonta imperialista que sueñas con dar en el clavo, pero te quedarás en el camino porque no entiendes el proceso de ser persona antes que ego. Aunque cada cual con su historia, yo la he visto pasar, como si de un tren se tratara, intenté subirme pero no se abrió la puerta, aun así doy las gracias porque no me arrepiento ya que como el ciego no opinaba y la claridad no asomaba. Ahora, cuando el humo es lo que queda, mil gracias le doy al maquinista, ya que me permitió esquivar aquel tren de malas intenciones y nefastas vibraciones, que viene precedido de derrotas hasta el punto de cerrarse en su propio vagón, en donde poco a poco se deterioró su joven corazón. Todos sabemos que la vida te da palos y deja cicatrices, pero pagarlo con el presente no es conveniente, porque si para atrás miramos con recelo, para adelante nunca habrá paz ni siquiera en el cielo. 

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