jueves, 7 de noviembre de 2013

Lamentos que sustituyen a los sueños

Una mañana, al despertar, me di cuenta de que el tiempo había pasado, no le di mucha importancia hasta que llegue al espejo para admirar mi reflejo. Ante mí ya no estaba la imagen predeterminada que recordaba, ante mí la vida había pasado apenas sin darme cuenta. Había perdido muchas cosas y ganado muy pocas, había caminado cientos miles de kilómetros sin recordar nada que valiera la pena, exceptuando una serie de personas que siempre están en mi día a día, aunque estén lejos o cerca, siempre están presente. Pero siendo honestos, al único que no encuentro es a mí mismo, a esa persona que miraba la vida a los ojos para enfrentarla, de esa persona ya queda solo el recuerdo, y cada día se diluye más entre decepciones que no reconozco por no preocupar a nadie. Es una mierda, porque sientes que todo el mundo está por encima de ti, no te valoras, lo que provoca que nadie te valore, aunque tus actos sean nobles, sientes que el mundo te escacha por ser la sombra de lo que fuiste, pero no te escacha el mundo, porque de hecho eres tú mismo quien lo permite, así que realmente el que se escacha eres tú mismo. Ojala pudiera dar un consejo ante esa sensación, pero todas las respuestas me resbalarían, porque no tengo el manual para encender la motivación que me conduzca al cambio radical de mi actitud, y si yo mismo no puedo ayudarme, no puedo ayudar a nadie más. Es triste ser consciente de una realidad, que por una cosa u otra no te permites cambiar, una realidad que ves desde lejos siendo tan tuya que es ridículo que el cambio no se lleve a cabo. No lo entiendo, ni podré entenderlo nunca, tal vez necesite a alguien que sea mi guía, aunque eso también es absurdo, porque no puedes depender de nadie para salir adelante, porque nadie dura toda la vida, todos pasamos por la misma absurda realidad que nos ha tocado vivir, y bastante tienen los demás para fijarse en alguien que ni siquiera hace por sí mismo, así que la decisión puede ser fácil, rendirse y dejarse morir en el altar donde un día en vez de lamentos había sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario