sábado, 3 de agosto de 2013

Catarsis

Pasan las horas de mi mente no has salido, tengo que encontrar el remedio para poder vivir tranquilo y sereno sin tu presencia. Llorar por un estúpido deseo de volver a encontrarte entre mis sabanas, y ese terrenal sentido de la propiedad más ególatra. No puedo terminar así mis días echando en falta a quien ni siquiera me tomó como una opción cuando era menester. Suplicas, lamentos, pero se puede repetir otra vez el dilema de querer encontrar entre los recuerdos las razones de mi inusitado delirio.
Me sumerjo en mí mismo para entender las cosas, recorro mi red neurálgica buscando los motivos, no los encuentro, pero importa bien poco el viaje hacia mis adentros debe ser exclusivo, debe ser certero.
Y llego a los rincones más ocultos de mi ser y ahí, ahí te encuentro, miles de vídeos a mi alrededor que examinan tus gestos uno por uno, tus palabras encasilladas en un diccionario que no tiene definiciones.
Creo que estas cosas escapan a la lógica y no voy a sacar nada en claro, así que encuentro el botón de borrado. Lo presiono. Vuelvo y en la realidad del olvido encuentro la paz, encuentro mi catarsis y sigo con mi vida desde el segundo antes de conocerte.

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