miércoles, 14 de agosto de 2013

El druida

Una mañana un druida que llevaba muchos años en la soledad del bosque que habitaba, marchó en busca de los ingredientes de su nueva receta; esta la había obtenido de un peregrino que pasaba por allí y se la vendió a cambio de un plato caliente de comida.
Feliz por su nueva adquisición, abandonó su casucha, se adentró en el bosque con su pequeña hoz. Iba silbando muy alegre, hacía tiempo que no conseguía realizar nuevas pociones y ya estaba algo cansado de siempre realizar las mismas; por ello hacía tiempo que se sentía frustrado como druida.
Siguió el sendero mientras leía la hoja de papel que le había dado aquel hambriento peregrino. En la nota se podían leer los siguientes ingredientes:
               
                “2 Lágrimas de unicornio
                  2 Hojas de laurelao
                  1 Ojo de troll muerto
                  1 Semilla de Espantino
                  1 Mujer virgen

Poseía las lágrimas de unicornio y los ojos de troll, tiempos atrás había sido un poderoso druida, había acabado con una población de troll que querían destruir el bosque, y en recompensa los unicornios habían decidido pagarles con unas pocas lágrimas.
Por el bosque siguió con su hoz, sabía donde encontrar todos los ingredientes, y poco a poco fue recolectándolos hasta llegar al último, una mujer virgen; aunque la encontrara tendría que impedir su voluntad para llevarla al bosque. Aparte, en aquellas épocas una moza virgen era muy complicada de encontrar, entre las malas artes de estas, y los malos hábitos de los hombres para con ellas, las que no hubieran sido violadas serían unas descocadas.
Poco después de recolectar todas los ingredientes, del bosque escucho una melodía que embriago sus sentidos, era un hombre sabio pero aburrido de si mismo, por lo que ya no tenía la sangre fría de antaño donde nada lo lograba embriagar, pero está vez, se dejó llevar por sus más carnales instintos.
Llego al lugar de donde provenía tan hermosa melodía, se escondió detrás de un árbol y observo un manantial, donde una mujer de cabellos oscuros, mirada risueña e inocente, con curvas voluptuosas, cara de no haber perpetrado vez alguna el sexo, voz dulce para conquistar un ejército sin derramar sangre, y un suave tono blanco en su piel, hizo que el druida cayera preso del encanto de aquella joven y hermosa dama.

      -          ¿Estáis bien Anciano?
      -          Muy bien, hermosa joven.
      -          Acaso, ¿Sois un pervertido?

Cabe mencionar que aquella mujer estaba desnuda en el manantial.
      
      -          No, mi joven dama, solo soy un viejo druida que vaga por los bosques en busca de los ingredientes para mi nueva poción.
      -          Oh, ya veo. ¿Y de qué tipo de poción se trata? Si es su voluntad darme una respuesta, apuesto y sabio druida.

El druida estaba prendado por la dulzura de aquella joven, pero recordó que necesitaba a una virgen así que no dudo demasiado en mentirla.

      -          Es una poción para vuestra merced, sirve para la eterna juventud, quien ose tomarla, vivirá eternamente joven.
      -          Vaya, y si es así, ¿Por qué vos seguís siendo anciano?
      -          Porque soy un viejo druida que no anhela nada en este mundo, además de que acabo de descubrir su composición, venid conmigo y comprobaréis su poder.
      -          ¿Me daréis la poción para mí?
      -          Si
      -          Con una condición
      -          ¿Cuál?
      -          Que vos la tomaréis primero
      -          De acuerdo

Después de haber convencido a la joven el druida marcho hacia su choza con ella. Fueron dialogando largo y tendido durante todo el camino, ella sonreía y él se sonrojaba a cada paso. Una vez recorrido todo el trecho que separaba el manantial de la casa, entraron; en la choza había todo tipo de artilugios, calderos, probetas, cucharas, chimeneas, un sinfín de cosas para realizar pociones.
El druida cogió uno de los calderos y preparo un fuego bajo la chimenea, por el reverso del papel ponía que la muchacha era quien debía realizar aquella pócima, y así fue, le dio todos los ingredientes y la dejo prepararla.
Una vez terminada la joven preparo dos recipientes pequeñas para repartir la dosis. Lo que el anciano no podía imaginar era que la muchacha no usaría la poción que había preparado en su recipiente, sin embargo, uso veneno y se lo dio. El druida cayó fulminado mientras sus ojos tenían como último recuerdo visual la sonrisa de aquella joven que le daba las gracias por la eterna juventud. Cuando el druida anduvo muerto en el suelo ella salió de la choza, y silbo. A lomos de un caballo surgió la figura del ahora joven y apuesto peregrino que había engañado al druida para que buscara los ingredientes, recogiera a su mujer y está le engañara.
Y así peregrino y mujer tomaron la poción, recogieron todo lo que pudieron de la choza del peregrino y prosiguieron su camino.
Lo que ellos no sabían es que el druida no pretendía beber bajo ningún concepto de la poción, ya que no conocía sus efectos, podría haber perdido algunas dotes, pero los años le habían hecho pícaro, y todo aquello le había resultado algo extraño, por lo que siguió las pisadas del caballo. Al cabo de un tiempo encontró a la mujer en el suelo y al peregrino llorando su muerte al lado.


      -          ¿Ha sido vos viejo decrepito?
      -          Sí claro, cambié los recipientes.
      -          ¿Por qué?
      -          Sabía que tramabais algo desde el instante que cruzasteis en mí camino.
      -          ¿Cómo?
      -          Llevo muchos años en este bosque, muchos años realizando pociones. Mucha gente en la aldea de al lado sabe de mi existencia, la formula pudisteis obtenerla cerca y escuchar mis andaduras, era fácil darse cuenta que queríais utilizarme para hallar lo que era necesario. A parte, en el papel “una mujer virgen” estaba escrito posterior, se ve más oscuro, que lo demás. Apuntasteis los ingredientes de boca de algún sabio, pero a la mujer fue para engañarme, y vos moriréis sino me equivoco en unos segundos, por cierto, gracias por la formula.
      -          ¿Por qué moriré?
      -          Nunca tomes la sopa de un druida.


El joven intento abalanzarse sobre el druida pero sus fuerzas fallaron en el instante que termino de hablar aquel viejo, murió frente a sus ojos aquél muchachos.
Después de un tiempo de esta historia en aquel bosque siguen las historias de un druida, que lleva siglos allí, nadie lo ha visto, y nadie lo verá pero él los ve a todos, porque aquella historia relata como consiguió la poción que lo hizo inmortal, ya que resulto ser que a la joven no mintió pues sabia que buscaba para relatar las historias de este, nuestro mundo, desde la visión mas mágica.

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