martes, 27 de agosto de 2013

Síguelo haciendo

El viento soplaba por mi ventana, mis parpados apenas podían estar separados, pero la intención de escribir era tal, que nada podía quitar mis dedos del teclado. Cada palabra que pasaba de mis manos a la pantalla me cautivaban, eran una creación propia. Miles de mundos imaginados, historias que nadie antes había contado, quizás similares pero nunca las mismas. A cada página escrita mi satisfacción conmigo mismo crecía, no podía simplemente parar, no podía, era mi ser en estado puro, mi alma relatando. Reconozco que he pasado épocas de sequía en las que nada me inspiraba, noches desiertas en las que mis teclas estaban en silencio porque no sabía que contar. Pero he vuelto a sentirme lleno con mi propia ficción, conmigo mismo, y que tal vez no sea bueno en esto, lo sé pero, ¿eso significa que no puedo hacerlo? Para nada, cuando algo gusta debemos aferrarnos a ello siendo conscientes de nuestra propia limitación, pero disfrutando cada segundo que dedicas a sacarte a ti mismo del caparazón, que nos ha hecho forjar la crueldad del día a día. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario