Miras el cielo, te preguntas porque a tu alrededor todo se marchita, te preguntas porque cada relación acaba mal, las amistades lejos, y te quedas mirando el mundo cambiante a tu alrededor mientras lo único que cambia en tu vida es tu cuerpo envejeciendo. Entonces pasan los días de tu vida y asimilas que dar unas palabras de apoyo a alguien es darte apoyo a ti mismo, pero preocuparte en exceso por los demás te destruye, te pierdes entre problemas que no tienen que ver contigo pero los sufres porque amas a las personas que aprecias.
Tengo miedo de mirar a los ojos a la vida para darme cuenta que la preocupación por mi no es merecida, ya que nadie entiende los caminos de los demás, incluso a veces parece que a nadie le interesas. Es un poco triste pero es una realidad que todos antes o después debemos afrontar, así que vivamos hoy y no esperemos a mañana, viviendo al segundo, ayudando si puedes pero no anclando en el dolor, por que desde hace tiempo, desistí de preocuparme por cosas que no tienen importancia.
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