domingo, 19 de mayo de 2013

Mentira junto al mar


El día comenzó como otro cualquiera ilusionado por el devenir de los acontecimientos, los nervios recorrían todo mi cuerpo, por ti, que esperaba verte.

Quedamos junto al mar para ver atardecer, llegue temprano para que no tuvieras que esperar por mí, mientras esperaba los minutos se me hacían eternos, colmado de ansiedad mientras contemplaba mi reloj. El sol iba cayendo pero no llegabas, me sentía raro, el viento oí susurrarme entre burlas mientras que las olas del mar me gritaban que no vendrías, pero mi esperanza nunca desfallecía. Seguí esperando hasta que el sol se escondió para dar paso a la luna e irónicamente la oscuridad se hizo tanto en aquel paraje como en mi interior, pues no entendía que había ocurrido, me pase la noche esperando junto al teléfono una explicación que nunca llegaría, incluso volví al día siguiente esperando que me hubiese equivocado con la fecha pero tampoco me regalaste tu presencia. Volví todos los días durante un mes, pues era creía ciegamente en tu promesa, pero no le diste la importancia que yo le daba.

Ahora tiempo después paseando por ese lugar te veo lanzado una rosa al mar, y por esto te pregunto porque no apareciste, y me respondes que tu gesto es para pedirme perdón que aquel día ya habías quedado, que no querías hacerme daño, que pensaste que una mentira sería más llevadera que decirme que no me querías, te diré que me merecía la verdad y que no importa porque nunca olvidare ese atardecer en que en vez de tu amor me regalaste una mentira para aprender que no se debe querer a quien no te quiere porque por mucho que insistas nunca aparecerá el amor.

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