lunes, 24 de junio de 2013

Apago el teléfono

Apago el teléfono, no quiero saber de nadie
pues me jodió lo que paso contigo,
siempre pensando que serias mi amiga
¿para qué?
Si de pronto, me olvidaste y me dejaste vacío,
nadie me dice los motivos,
y yo vivo para entender que provoco tu “Adiós”.
No sueño porque me robaron la alegría,
no lloro porque mis sentimientos volaron cuando tú te perdiste,
en verano el calor, no me hace efecto, pues aun siento frió,
por qué en el descontrol de mi existencia, tu voz era la única guía que tenía,
ya que los caminos que recorrí anteriormente estaban en un mundo sombrío,
ni pena ni gloria, ni destino ni pasado, solo una llanura eterna,
en la que no había sensación de cambio,
en la que los recuerdos se perdían, entre ilusiones,
entre pensamientos, en un mar de tinta,
donde no existían plumas para plasmar palabras de auxilio,
para pedir socorro, ante la pesadumbre de la causa pendiente,
que desbarataste cuando te hiciste intermitente,
en una mente en la que se diseco el presente,
en un cuerpo que envejece por segundos, en vez de por años,
un ser que ya no es consciente de que sin la muerte no hay vida.
Mi corazón marchito ante tu partida, por una mujer que no recorre ningún camino
sin dejar atrás un rastro de sangre, que provocaste cuando me hiciste tal herida,
que no cicatriza y me succiona cada gota hasta caer rendido en el pantano de los tiempos perdidos,
donde tu verdad salió una mañana y termino dándole sentido a mi fallecimiento,
donde no me echaste de menos, ni me echaste de mas,
simplemente me obviaste, lanzándome al mas allá.

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