Cuando dentro de unos años recuerde los momentos que viví
cuando pase de los veinte, me daré cuenta de la grandeza de nuestros
acontecimientos más sonados.
Nunca imaginaba como acabaría cada día que me reunía con los
clave en la locura, pues las escopetas de repente estaban con una caña, de
repente en el sur viviendo como podíamos, césped, coches, hamacas en las
playas, todo valía para descansar y seguir dando la cara, no es que este
orgulloso de nuestros nefastos planes absurdos, pero la diversión y la emoción de
lo desconocido hacía que cada minuto acompañado de los que nunca se retiran,
fueran diferente de lo esperado.
Mucha gente con poco se queda en tierra, pero en este caso
eso no era nunca un problema, pues de la nada sacábamos alguna idea que
revolucionaba los planes, hasta el punto que teníamos de todo menos vergüenza.
Y si, si le preguntas a cualquiera te diría la realidad de lo que aquí relato,
que éramos unos locos desvariados que vivían del impulso y no tenían freno en
ninguna hazaña.
Una vez salimos a tomar algo y acabe en un avión para otra
parte del mundo con poca idea de lo que nos deparaba y mucho arrepentimiento
cuando tocamos la otra tierra, pero a la vuelta unos recuerdos que siempre
quedaran marcados, y plasmados en las fotos que nunca borramos.
Otra vez, un día como hoy, como otro cualquiera… nada
especial. Me desperté y me conecte al Facebook, un mes después acabe en Ibiza con
el resto de la manada, con todos los lujos que
podríamos desear, incluso más de
uno fue bestia por una noche, unos chupaban limones, otros bebían agua salada
otros, sin embargo, tiraban de morderse el labio para liberar la tensión que Ibiza
te infunde en el cuerpo y la mente. Que decir, no me arrepiento de ninguna tontería
que haya cometido con esta gente, y creo que es fácil reconocer la autenticidad
de las personas con las que viví, revivo, y reviviré cada vez que nos juntemos porque
compartimos una etapa de descontrol que muchos quisieran.
Las historias si no
se olvidan nunca mueren.
Podrán tacharnos de miles de cosas, muchas buenas, otras
tantas malas pero solo se puede resumir nuestra juventud con una simple frase “las
escopetas somos así”.
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