jueves, 13 de junio de 2013

Lagrimas en la almohada

No se puede remediar sentir dolor en ciertos momentos de la vida en que la situación te supera, en donde la situación se hace insostenible, para entender, que es lo que te pasa por la cabeza en cada momento… pues a cada momento el pensamiento cambia.

Envejecemos, despedimos a personas, fallamos en nuestro camino, acertamos en algunas decisiones, cumplimos algunos sueños, etc… eso nos convierte en una onda que se mueve entre la felicidad y la tristeza, a un ritmo tan vertiginoso, que es casi imposible mantener una estabilidad emocional de manera permanente.

Las decisiones de ayer, puedes que no las comparte tu “Yo” de hoy, y las de mañana no esperaras haber cambiado de respuesta, la vida es un sinfín de experiencias que cambian pedazos de tu personalidad, la amolda a las circunstancias que te han tocado vivir. Normalmente, se suele aprender más de las decepciones, que de las alegrías, pues el dolor asusta, y eso, no quieres volver a repetirlo.


Y al final llegas al punto de no retorno, al punto de querer deshacerte de todo lo que eres, de todo lo que fuiste, y reinventarse para ser un nuevo ser, que pasea por el mundo, una nueva idea, un nuevo comienzo, pero antes de ello, pasaras, por derramar lágrimas en la almohada, desde la soledad, en la honestidad que te sugiere la noche.

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